jueves, 24 de noviembre de 2011

Se acerca la Navidad

Fanática de la Navidad desde que tengo uso de razón. Cenar en familia, cantar, jugar con mis primos, a veces romper piñata, dormirnos en la sala un rato para que se acortara la noche, seguir jugando, irse a la cama temprano para esperar la llegada de Santa eran los básicos en mi niñez y en mi no tan niñez.

Hasta hace cuatro años que dejé la casa de mis papás, todos los 25 de diciembre bajaba de puntitas a la sala, y antes de que los demás se despertaran para que no se burlaran de mí,  me asomaba al árbol para ver qué me había dejado el gordito panzón. Por fortuna, mi madre nunca me decepcionó, ella sabe perfecto que hasta la fecha, siempre espero con ilusión encontrar algo, y sí,  todas las veces encontré un detallito para mí, una cámara de fotos, ropa, chocolates, muñecas para mi colección, polly pockets, etc... De hecho, el año pasado "casualmente" dejé una bota abajo de su pino, y el día siguiente encontré un billete.

Pero esta Navidad es diferente. Quizá, al despertar, seguiré esperando encontrar algún regalo debajo del árbol, pero ahora me toca a mí ser quien camine de puntitas en la noche para acomodar los juguetes y traerle alegría a un niño hermoso que ha llenado nuestras vidas de amor y felicidad, mi hijo.


Al decir verdad, desde el año pasado comencé a ensayar, ya que Santa le trajo a mi marido un  xbox que quería. Esperé a que se durmiera y con mucho cuidado bajé a la cochera y saqué del coche la gran caja. Subí, entré al departamento y la acomodé justo debajo del árbol. Fue emocionante. En la mañana, al ver que no iba a buscar sus regalos, entendí dos cosas, que en la casa, la única niña seguía siendo yo y que sería mejor que yo no me levantara a buscar nada porque era evidente que Santa no se había acordado de mí esta vez. "Ash, seguro no me porté bien durante el año, o quizá olvidé avisarle mi cambio de dirección", pensé.


"Despiértate, ¿ya fuiste a ver si te trajo algo Santa?", exclamé. Pero sólo se rió y se volvió a tapar. "Que te despiertes, ve a ver si te trajo algún regalo Santa". Incrédulo, se levantó y caminó hacia el pino, y cual niño, abrió los ojos grandes al ver la caja del videojuego. "Ay, gracias mi amor", me dijo. Más tarde, llegó mi hermano y entre los dos conectaron el nuevo juguete, y de ahí no los quitamos hasta la noche.


Esa fue mi primera experiencia como la Sra. Clos, y este año, aunque Bam Bam no se de cuenta aún, ya estoy preparando mi siguiente sorpresa con mucha emoción. Claro, esperando que esta vez Santa sí se acuerde de mí, aunque sea un poquito.

Por lo pronto, en casa ya está todo listo, adornos, villita y pino con esferas azules. Sí, ni hablar, el rosa no aplicaba este año.

1 comentario:

  1. De hecho el rosa no volverá más.

    Hermoso post, y sí, será algo diferente; aunque el Astronauta no le entienda todavía a cómo está el teje y maneje.

    ILY en este cuasi aniversario.

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