Todo inició con un día de estrés inaudito. Martes de cierre es sinónimo de locura total, pero esta ocasión era más estresante porque tenía que irme temprano. Gracias al apoyo de algunos compañeros de trabajo y a que el lunes nos fuimos de aquí casi a la una de la mañana, logré el cometido.
A las 8 de la noche un amigo, mi novio y yo nos vimos afuera de la oficina y caminamos hacia el metro, así como lo leen; George advirtió que era la mejor opción si queríamos llegar a tiempo al concierto tan esperado por él y mi amado. Pues ni hablar, todo con tal de cerrar con broche de oro el ciclo de festejos de mi Bebé.
A las 8 de la noche un amigo, mi novio y yo nos vimos afuera de la oficina y caminamos hacia el metro, así como lo leen; George advirtió que era la mejor opción si queríamos llegar a tiempo al concierto tan esperado por él y mi amado. Pues ni hablar, todo con tal de cerrar con broche de oro el ciclo de festejos de mi Bebé.