Todo apuntaba a que sería un fin de semana increíblemente relajante. A pesar de que no se incluyó en el plan una escala a uno de mis bares favoritos, Capi Cua, no me importó, estaba conforme con el fin de semana propuesto por mi entonces novio.
Llegó el viernes, nos despertamos temprano, hicimos maleta y partimos hacia la Ciudad de la Eterna Primavera. A unas cuadras del depa, mi querido hizo una parada en el cajero y seguimos el trayecto.