Creo que de las primeras cosas que le platiqué a Luis
cuando nos conocimos fue "quiero ser mamá" y "amo Disney". Creo que ambos temas
le causaron gracia, pues por su cabeza no pasaba la idea de ser papá y menos le
atraía mi mundo fantástico de princesas.
Hace casi dos años tuvimos la suerte, dicha y bendición
de convertirnos en papás de un niño extraordinario, Bam Bam, quien ilumina cada uno de
nuestros días, y de unos meses para acá nos habíamos cuestionado si queríamos un
segundo hijo o no.
A ambas opciones le veíamos pros y contras, incluso las llegamos a discutir con algunos amigos, uno de ellos hijo único, Ariel, quien basado en su experiencia nos dio su opinión y sugerencias.
Luis y yo coincidíamos en que, en lo que respecta a nuestra paternidad/maternidad, estamos completos, pero también en que quizá a Bam Bam le haría falta un compañero de vida, un hermano, y que si lo queríamos, tendría que ser pronto.