Siempre que pensaba en tener un bebé imaginaba cómo lo iba a vestir, cómo iba a decorar su recámara, qué nombre le pondría o cómo lo iba a educar, incluso pensaba en qué hospital iba a dar a luz o qué doctor quería que recibiera a mi bebé, pero nunca me pregunté si lo amamantaría o no, pues mi respuesta era sencilla: no.
Hace tres años me sometí a una cirugía estética de busto, por lo que, aunado al miedo que sentía y a todas las experiencias que escuchaba, decidí que nunca iba a dar pecho. "Suficiente dolor me había costado mi cirugía como para arruinar mis senos" (bendita ignorancia).